lunes, 23 de junio de 2008

Crónicas de la Batalla VII


Los combatientes cristianos quedaron dispuestos para la batalla que iba a acontecer.. el suave arrullo del viento meció el cabello de los que allí estaban. Aquella noche era fantástica.. las últimas luces del día conferían el más hermoso de los atardeceres para los Cruzados.. llegaba el verano en Tierra Santa y con él, un sinfin de aventuras y nuevos caminos para muchos guerreros.

- ¡En formación! - ordenó el Jefe Militar. Pronto los Jinetes y Jinetes Reales quedaron en las primeras filas protegiendo a los soldados y arqueros de a pie, que iban por detrás de ellos. En el flanco derecho formaron los amigos y voluntarios de otras Órdenes cristianas, mientras que en el flanco izquierdo quedaron los Centinelas, Mayores de la Taba Redonda. Junto a ellos estaban los de Corazón Maxacador.. mirandose entre ellos y sonriendo para sus adentros pues descargarían su ira contra los infieles juntos.

El Estandarte en manos de El Mago Warlock ondeaba al suave viento.. allí en aquella hora los Cruzados batallarían contra Mil y Una Noches, paganos con sed de sangre cristiana. Ya se escuchaba el clamor y se veía el polvo que levantaba su paso al avanzar poco a poco hacia ellos..

Entonces se adelantó una figura alta, de anchas espaldas y músculos prominentes montada a lomos de su caballo, Biela III. En su mano derecha sostenía su espada mientras que en la izquierda sujetaba las bridas de la montura. Pareció como si mientras hablara sus ojos se encendieran en llamas. Todos los que lo oyeron cobraron ánimo.

- ¡CABALLEROS DE LA TABA REDONDA Y AMIGOS CRISTIANOS! - comenzó a decir en voz alta NesT - ¡Vuestro valor ha quedado demostrado con creces durante los últimos tiempos! Pero esta noche.. ¡esta noche es hora de que los infieles vean lo que somos capaces de hacer!

Hizo una breve pausa.. de pronto su voz se elevó y sonó por todo el campo de batalla:

- ¡El don de la libertad nos pertenece! La patria no está en una tierra lejana.. ¡está en nosotros! Si la muerte es nuestro destino, ¡¡que así sea!! - alzando la espada señaló al enemigo - ¡¡ Pero que la historia nos recuerde como hombres y mujeres que decidieron plantar cara al infortunio!! ¡Cargad, cristianos! ¡AL ATAQUEEE!

Y todos a un grito, sin distinción de rango ni de Orden, se lanzaron en una rápida carrera contra el enemigo.. derrotándolos en una feroz arremetida.

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