miércoles, 17 de septiembre de 2008

La Cofradía

Paseando por sus empedrados pasillos,
Siento como mi corazón se enorgullece,
Los iluminados pabellones,
Sus fuertes puertas, sus largos corredores,
Las estancias de los cofrades,
El patio de armas,
Otro de sus hermosos lugares.

Nuestra cofradía nos acoge silenciosa,
Lugar de descanso y recogimiento,
A veces ruidosa con celebraciones,
Otra, murallas protectoras,
Lugar de amistad y hermanamiento.

En lo alto de un talud,
Se alza fuerte y orgullosa,
Todos con nuestro esfuerzo,
Conseguimos hacerla tan hermosa.

Envidia en Tierra Santa,
A ti todos vuelven sus ojos,
Para admirar tu belleza,
La cual es el fruto,
De tu gran fortaleza.

Wolfing, Poeta de la Orden

sábado, 13 de septiembre de 2008

¡Felicidades Maestre!

† Segunda Barda †

Se disuelve la muchedumbre, el plan esta trazado, nuestros señores proponen volver a Bretaña para prepararnos para el largo viaje y despedirnos de nuestras familias, amigos y amantes. Mientras abandonamos la plaza principal de Clermont en silencio, se nos acercan por detras dos personas, la primera es un cura de buena posicion, pues trae mas piedras engarzadas en sus dedos que chinas en el interior de sus calzas, la otra es un caballero con una brillante armadura que se deja ver entre sus ropajes oscuros y su negra capa, se presenta como Sir Jujo, -Soy uno de los hombres de confianza del Papa, y os acompañare en vuestro camino para mantener informado a su santidad-, a nadie del grupo les hacia gracia tener un inquisidor cerca pero pronto nos dimos cuenta que eso solo era un cargo concedido por su efectividad en batalla y no una vocacion, ya que vivian tan cerca del pecado como de Lut, su corcel.



Tomamos rumbo noroeste, hacia los puertos neblinosos del norte de francia, al pasar por las abarrotadas calles de Paris se hacen notar los daños producidos por el paso de la peste, la poblacion masifica los alrededores y los alimentos que llegan a los mercados debilitan aun mas la salud por el estado en el que se consumen, teniamos pensado descansar en la taberna pero desanimados por el ambiente continuamos hasta las granjas de la periferia, peor alojamineto pero comida y bebida de calidad. Zabale, otra de las amazonas de nuestro grupo de leales guerreros, se levanta la primera antes del alba para ver el amanecer frente a las costas de normandia, a esa hora la niebla nocturna se disipa y puede verse los gigantescos acantilados de nuestra amada bretaña, esos que la defendieron de los romanos en tiempos de las conquistas romanas. Cuenta una leyenda que la dureza de esos acantilados la heredan los hijos de su tierra. La bella estampa no dura mucho y la niebla vuelve a cubrir el canal dejando la imagen en el recuerdo.

Estamos listos para embarcar cuando el capitan nos recibe con una sonria amplia pero un brillo extraño en sus ojos pero no le dimos importancia hasta que leva anclas y comienza la travesia, de las bodegas comienzan a salir paganos armados, como las ratas cuando se presupone un naufragio, siempre viene bien una escaramuza para mantener la moral en alta mar, ademas tendremos regalos que llevar a nuestros familiares, sus extrañas ropas, sus oxidadas armas, sus cabezas para adornar nuestras murallas, etc.

El ascenso desde Dover hasta la desembocadura del tamesis nos sirve para descansar de lo movido de la travesia, subimos por el rio cruzando varias poblaciones hasta Oxford donde por fin volvemos a probar carne fresca, tanto en la cocina como en la alcoba. La fiesta se alarga hasta que se acaba el nectar de malta en la posada,

Tras abandonar rumbo norte la poblacion, llenor de energia y vigor, nos adentramos en bosque arto oscuro, apenas leves rayos de sol *censurado*traban las frondosas copas de los arboles, aminoramos el paso y con ojo avizor mandamos vigias por la vanguardia y retaguardia, el trino de las aves nos daba cierta tranquilidad pero algo extraño sucedia, era perceptible en el aire, las damas amazonas entrecruzaron miradas, el rayo de luz Zabale por la diestra y la sombra Nora por la siniestra, avanzaban rapido a pocos metros del camino pero entre la maleza, a gran velocidad con sus corceles a pesar de lo tupido de las zarzas, mientras en el grueso del grupo sepercatande la ausencia de las amazonas, Bloody siente el peligro, a percibido el aroma de la sangre de los corceles en el aire aletargado del bosque y se inquieta, avisa a Vmate y a Godof pero ya es tarde, Argen y Warlock ya habian comenzado el galope, el resto corre detras, filas de arqueros flnqueando el camino, y cinco decenas de guerrillerros esperan escudo y espada en mano, por el orden en el que se encuentran y su disciplina parecen mercenarios sarracenos pero sus ropajes y armas son de paganos, algo desconcertante, el mutis de las aves presagia la tragedia por el horizonte del camino ya se puede ver nuestros ginetes avanzar, los emboscadores se relamen ya con nuestra sangre, pero de repente, las cabezas de los arqueros caen como fruta madura al inicio del verano, dos filos brilolantes recorren los bordes del camino cesgando vidas como alito mortal. Los emboscadores han sido emboscados, ambas mujeres gritan con una voz fina pero estruendosa que se mezcla con el grito de los corceles y el panico llega a los corazones paganos, cuando intentan retroceder para salvar sus vidas el tropel de caballos del grupo hace crugir sus huesos contra el suelo y ahi acaba todo, o parece.

De las sombras aparece un guerrero atabiado con turbante y con su piel tachonada con piezas de oro, hecho que a todos nos resulta extraño por parecer una mujer, se denota la furia en sus ojos por haber perdido el factor sorpresa y hulle atraves del bosque. Yoangel se relame y mira con avidez la trayectoria del zarraceno mientras saca su arco largo, la mano del inquisidor, -nos servira de mejor modo vivo que muerto.- dijo y haciendo un ademan a uno de sus seguidores, Talio sale en su busca para perderse en la oscuridad del bosque tras su rastro.

Del mismo modo, Warlock y Argen se dirigen hacia la posicion de las damas que se encontraba limpiando y desincrustando carne de sus armas, cuando estos las reprenden ellas se miran en complicidad para decirsse por señas el numero de cabezas cercenadas, se sonrien y se prosigue la marcha hasta un claro cercano donde montamos el campamento y descansamos, bien merecido descanso, quien sabe cuanto durará....

Escrito por:
Gabriel IV, Bardo Real