La Cofradía estaba encerrada a cal y canto. El camino que llevaba a ella, desierto, así como el bosque de alrededor, sobre el que una tenue niebla reposaba entre ramas y piedras. Los rumores de guerra crecían en la Fortaleza de los Caballeros de la Taba Redonda.. al mismo tiempo que los Inquisidores entre las sombras del primer amanecer se acercaban cargados con antorchas y rudas armas.. el primer haz de luz descubrió a los traidores.
- Traen fuego - susurró Yoangel a Lhomu, que también observaba el espectáculo desde la Torre.
- Traidores.. - dijo en voz baja Tommy40 el Centinela - 21 traidores.
A lo lejos se escuchó una risa nerviosa dentro del Baluarte que rasgó el silencio. A ella siguió otra y otra. ¿21 Inquisidores? ¿solamente? ... todos se pusieron en sus puestos. El inmenso Portón de CTR fue abierto sin hacer el menor ruido dando acceso al Patio de Armas de la Orden.. Así que aventurándose en lo que sería su primera y última empresa los Inquisidores se adentraron al interior del Fuerte sosteniendo sus armas: había comenzado el ataque a la Cofradía de la Taba Redonda pero dentro no se oía ningún ruido, ningún desafío: nadie respondía a los gritos de los traidores.
Éstos se detuvieron en el Patio, desconcertados por la amenaza silenciosa de la piedra y el muro. A cada instante que pasaba se sentían más y más observados.. De pronto, los mismos traidores dispararon una nube de flechas hacia cualquier parapeto, temiendo que entre ellos se escondiera el ejército cristiano.
Y resonaron las trompetas de plata.
Pareció como si la niebla se dispersara y de pronto dejara al descubierto caballeros y amazonas, y más y más guerreros no sólo ya de CTR sino de órdenes amigas y aliadas, todos en los muros y en la pequeña muralla que rodeaba la Cofradía erguidos y desafiantes. Fue entonces, y sólo entonces, cuando se adivinaron las siluetas de 9 guerreros recortadas en lo que podría ser la única escapatoria de los Inquisidores, el Portón. Dando un paso al frente desenvainaron las espadas entrando en el Patio de Armas y mostrando sus rostros: Miriam, Kadir, Kemky, Maestro de Obras, ShieKensou, Pulpitos, Wasyry, El_ Dani y el último de ellos Nora, a cargo del grupo de infieles y sarracenos que enseñarían a los Inquisidores que la traición, cristiana, pagana o sarracena se pagaría con sangre.
Así fue que primeramente atacaron los infieles a los Inquisidores y éstos fueron secundados por el grueso del ejército cristiano que en un abrir y cerrar de ojos les barrió del inmenso Patio de Armas. No hubo traidor alguno que llegara a la Cofradía y pudiera escabullirse de aquél lugar como las ratas, lamiendo sus propias heridas del dolor. Ninguno... ni tan siquiera uno. Todos perecieron en aquella mañana gris en el mismo lugar donde una vez - hace mucho tiempo- juraron defender con su honor y su vida los muros que les vieron caer.
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